El convento como refugio para el mal de amores, cueva que mete en prisión a las pasiones, que aminora la ansiedad carnal con cantos y rezos, que apacigua el corazón menguado por la culpa, así, la protagonista expía su pecado amoroso, entregada al servicio de su comunidad. La educación es el más alto valor que encuentra para volcar su energía salvadora. Una alumna descubre su secreto a través de las cartas de amor que guardaba celosamente en un escondite, lo cual la transforma de persona hostil y rebelde para acatar reglas familiares y escolares, en aplicada estudiosa de la realidad. De nuevo el amor que convierte en esperanza lo que había minado el desencanto y el cinismo. Antonio Suárez logra con maestría adentrarnos por los oscuros tabúes del alma y maneja nuestro interés con el rescate de la amistad solidaria, el compañerismo leal, la fidelidad a ultranza y la bondad sempiterna para los seres humanos en desgracia. La culpa y el claustro es una novela que tiene garra para aferrarnos como lectores a sus páginas llenas de vida plena. Socorro Arce

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